Job es, sin lugar a dudas, el paradigma del sufrimiento. Lo perdió todo: sus bienes, su casa, su familia y hasta su salud. Y a pesar de ello permaneció fiel a Dios. A pesar de no entender el porqué de su sufrimiento, a pesar de que hasta sus amigos y su familia lo cuestionaron, él permaneció fiel.
¿Dudó? Job dudó e incluso llegó a hacer algunos planteos acerca de la justicia de Dios. Llega a preguntarse porqué Dios permanece indiferente, en apariencia, ante su sufrimiento (Job 19:6; 24:12).
Sus amigos plantean lo que ellos ven como la lógica de Dios. Él bendice a los justos y maldice a los injustos, es decir que como Job ha sufrido tantas tragedias, para ellos es obvio que Job es injusto. Job, quien al principio del libro tiene una perspectiva similar del Principio de Retribución no reconoce que haya pecado en Él por lo que cuestiona la justicia de Dios y quiere llevar su causa ante Dios mismo.
A pesar de todo el sufrimiento, a pesar del cuestionamiento de sus amigos y el rechazo de su familia lo que Job no quiere hacer es renegar de Dios, no está dispuesto a dejar de lado su lealtad a Dios, y ese es el centro del libro.
Lo que Satanás está cuestionando, en el primer capítulo es que los hombres, y Job específicamente, obedecen y honran a Dios si esto conlleva el beneficio de la protección y bendición de Dios, de otra manera no lo adorarían. La tesis principal de Satanás es que para Job, y los hombres en general, lo verdaderamente importante de Dios es lo que Él da, no Él mismo.
Y por eso es relevante la actitud de Job ante el sufrimiento. No entiende, sufre, se cuestiona a sí mismo y a Dios, pero permanece fiel. Sabe que conocer a Dios, servirle, adorarle, es más importante que cualquier otra cosa, por eso afirma: “Yo sé que mi Redentor vive”, “veré a Dios” (Job 19:25-26).
¿Qué aprendemos nosotros en este libro?
Aprendemos que, como dice Lasor: “la lealtad, la confianza y el compromiso son la esencia de la piedad bíblica y las raíces de las que brota todo fruto e justicia”. Aprendemos que podemos, y necesitamos, permanecer fieles a Dios en todo tiempo, especialmente en el sufrimiento (Mateo 24:13).
Aprendemos que Dios es soberano sobre toda su creación y por tanto no hay nada que suceda en la vida de un creyente que escape a su control, y por esto mismo, descansamos en esa seguridad. Aprendemos que Él es quien nos fortalece y sostiene en toda situación (Filipenses 4:11-13).
Aprendemos que Dios es lo más valioso, más valioso que las posesiones, que las relaciones, que la vida misma. Aprendemos a apreciarlo a Él sobre todo, que no hay nada más sublime que conocerlo y adorarlo.
Dios es lo más valioso, más valioso que las posesiones, que las relaciones, que la vida misma.
¿Recibe Job una respuesta? Sí, aunque no es la que esperaba. Job supera su sufrimiento y el libro termina con un Job aún más rico en bienes y familia que en el principio, pero sabiendo ahora que eso es anecdótico, que no es lo central.
Job recibe el extraordinario privilegio de conocer, a través de su sufrimiento, más profundamente a Dios. Cuando él cuestiona a Dios, cuando no recibe respuesta a sus inquietudes en las palabras de sus compañeros, es Dios mismo quien se le presenta y le responde, brindándole una visión más suprema de sí mismo.
Dios no le explica a Job por qué le sucede lo que le sucede. Dios no da razones de su obrar. Él es Dios. Y eso es lo que le muestra a Job, quién es Él, su poder, su gloria, su sabiduría.
Y esa respuesta es suficiente para Job.
Job entiende ahora, que Dios es Dios, ya no de oídas sino que ha tenido un vislumbre de Su Gloria (esa gloria que a nosotros se nos ha revelado en Cristo).
Y entonces… ¿Cómo debe responder el justo al sufrimiento de acuerdo con el libro de Job?
Permaneciendo fiel, y firme, recordando que Dios es soberano en toda situación, que nada que suceda en nuestras vidas sucede sin que Dios lo haga o lo permita. Recordando que aunque no conozcamos la razón de nuestro sufrimiento no es un sinsentido. Dios es Dios, Dios está en control. Dios obra todo para que nuestro conocimiento de Él mismo sea mayor (Romanos 8:28-30).
Dios obra todo para que nuestro conocimiento de Él mismo sea mayor
Aunque probablemente nuestra fe flaquearía de experimentar algo similar a lo que experimentó Job, recordar quién es Dios, su fidelidad, su sabiduría su poder, sus promesas, nos mantiene firmes. Dios es suficiente.