Lectura: Lucas 6:1-5
Una vez más se genera el conflicto entre Jesús y los fariseos, que se aferran a un sistema religioso que hace foco en lo superficial y se olvida totalmente de lo relevante.
Jesús les recuerda que en la misma historia de Israel David comió los panes consagrados, porque nunca la religión y la tradición pueden ser más importantes que la posibilidad de que los hombres nos acerquemos a Dios.
La religión, cuando no tiene puesta su mirada en Dios, cuando sólo es reducida a formalismos y tradiciones es más peligrosa que cualquier otra cosa.
Ante ellos estaba el mismísimo Señor del sábado, y no le podían ver. Sus tradiciones los habían cegado de tal manera que solo podían ver lo que querían ver.
PARA PENSAR: ¿Buscamos que nuestros ojos y nuestro corazón estén puestos en el Señor? ¿Le pedimos y procuramos que nuestras estructuras religiosas no nos nublen la visión?